Anteriormente conocida como una empresa organizadora de eventos y congresos, Óvalo se transformó en una agencia de viajes, aprovechando su conocimiento en ese campo.
Sin perder su nombre, por el que eran ya muy conocidos entre sus clientes, decidieron apostar por un rediseño de la marca, que de forma muy evidente, dejase claro en un primer vistazo la nueva actividad que iban a realizar.
En el subsconsciente colectivo todos tenemos asociada la idea de viajes con iconos como el sol, la línea de horizonte y la silueta de un ave surcando el cielo. Así que fuimos a lo directo y con una leve transformación de su logotipo original, ya tenían imagen para su nueva empresa. Reconocible por los antiguos clientes pero claramente vinculada al mundo de los viajes organizados.
La idea es tan sencilla como coger el logotipo original y recortarlo sobre un horizonte curvo -como el globo terráqueo por el que pretendemos viajar-, empleando la “o” del nombre a modo de un sol que surge sobre ese horizonte, y sobre el cual sobrevuela una gaviota, un ave que, volando, recorre los mares.
